No hay nada más inaudito para un niño o para un adolescente que encontrarse a su maestro por la calle. Su cara de perplejidad es equivalente a la de ver un fantasma o a alguien que no tiene vida propia y de la que no puede concebirse su existencia fuera de su lugar de trabajo.
Yo me casé y mis alumnos no supieron con quién, tengo mis creencias y mis alumnos no saben a quién rezo o a quién voto… No es miedo a desvelarme tal cual soy, sino respeto por la libertad de cada uno de ellos y no querer influenciarlos a la hora de tomar decisiones en su vida privada. Ellos saben que pueden encontrar en mí un gato de Cheshire que les muestre los caminos a tomar, pero nunca les diré cuál creo que es el más acertado si no son ellos mismos los que deciden a dónde quieren dirigirse…
No he tenido una semana fácil en mi vida privada y si algo no me he perdonado hasta ahora es que mis alumnos padezcan mis problemas o se preocupen por mí. Pero algo debí transmitirles a N. y a I. cuando al llegar a clase me dijeron: “Maestro, te notamos raro. Siéntate aquí y cuéntanos qué te pasa”. El poder de los alumnos no tiene parangón. Si ellos supieran el bien que tantas veces nos hacen…
Esta anécdota ha despertado en mí la idea de contaros tres más (mi top 3) en las que mis alumnos han atravesado esa línea tan fina que separa lo académico de lo privado:
En IES Flavio Irnitano (El Saucejo), una chica me pidió una tutoría y la conversación transcurrió así (la transcribo con las zetas correspondientes a su habla para hacerla más entrañable si cabe):
– Maestro, ¿puede cerrar la puerta con llave?
– No puedo, hija. No me deja mi madre -algo que siempre digo cuando no puedo decirles que no a algo.
– Maestro, yo le quería decir que yo lo quiero.
– Yo también os tengo mucho cariño.
– No, maestro. Yo estoy hablando de “zentimientos” -warning, warning!
– ¿Pero yo te he dado a ti muestras de algo o te he confundido con algo que haya dicho o hecho?
– No. A todos nos trata por igual. Es que, mire: usted tiene 27 años y yo tengo 17. Nos llevamos 10 años, igual que mis abuelos, y he “penzao” que a lo mejor…
– A lo mejor nada. Las series que veis (por entonces una llamada Física o Química) no reflejan la realidad. Esas cosas no pasan ni pasarán. Ni ahora ni cuando dejes de ser mi alumna -en fin…
En otra ocasión, estábamos en una excursión en Madrid cuando una alumna de 16 años (¡16!) del IES Antonio de Ulloa (La Rinconada) me dijo:
– Maestro, yo quiero decirte una cosa.
– A ver, dime.
– Que tú eres muy buena gente y te tiene que dar igual lo que digan los demás. Así que… -redoble de tambores- ¡Vive tu sexualidad!
– No te preocupes, que yo la vivo, hija.
– Pues eso es lo que tienes que hacer -pues eso…
En mi instituto actual, IES Torreblanca, al inicio de una tutoría grupal me dijo un alumno:
– Maestro, queremos hacerte una pregunta.
– Verás…
– Pero no queremos que te enfades con nosotros, ¿eh?
– De acuerdo. Pero antes voy a haceros yo otra: ¿De mi respuesta depende que cambie algo de lo que yo os quiero o de lo que vosotros sentís hacia mí?
– No, maestro. Eso no va a cambiar.
– Entonces… ¿para qué queréis hacérmela?
– Tienes razón. Para nada -y seguimos con la tutoría.
Con el tiempo, sobre todo si se sigue con un mismo grupo más de un curso, las intromisiones en la vida privada son inevitables. Se crea un vínculo que te da confianza suficiente para ahondar en lo que todos nos hemos preguntado de nuestros maestros cuando éramos alumnos y así constatar que no son fantasmas, ni duermen ni comen dentro del centro escolar, tienen sus “zentimientos”, viven su sexualidad y prefieren dejar el adoctrinamiento para los que no quieren a sus alumnos ni les permiten coger el camino que ellos quieran coger.
8 comments
Oh, yeah!
Ya es una tradición leerte cada lunes por la noche antes de ir a dormir. Qué bonito escribes , cariño! Cada lunes termina con una sonrisa y una reafirmación en que tenemos la profesión más bonita del mundo y unos alumnos muy cotillas también ?
Que de cosas se aprenden contigo❤️. Gracias por compartir tus vivencias con nosotr@s. ¡Son tan enriquecedoras y entrañables!!???
Es tan normal que una alumna se sienta atraída por su maestro!! Jeje a mi me gustaba el de mates!! ?? La asignatura no me gustaba nada jejeje .
Los alumnos la tienen en un pedestal a los que sois buenos maestros y a veces se les olvida que también sois personas ,no solo maestros, que tenéis vida después de las clases y quieren saberlo todo….son unos cotillas jejeje
Warning. Warning!!! Un abrazo mi teacher.
Me has dejado sin palabras pero muy emocionada. Hermosas palabras y bellos sentimientos
Hijo eres tan trasparente que los que te conocen… seguro que se han dado cuenta que eres tan GRANDE ….a la hora de expresar tus sentimientos hacia los demás, que da igual que sean tus alumnos o tu familia…por eso tú vida íntima y tú vida laboral no se diferencia en nada, porque amas la vida por igual….te quiero hijo
Ojalá con tus ejemplos aprendamos a ser imparciales porque a mi tampoco me gustaría influenciarles en estos aspectos. Muchas gracias, maestro, por darle herramientas no solo a tus alumnos, también a los que queremos ser como tú.
P. D. Yo también he empatizado con la alumna del Saucejo. En el instituto creía que estaba enamorada del profe de Ética jajaja y ojalá me hubiera hablado con tanta naturalidad y de forma tan directa.
No es tanto que sean cotillas, que por una parte sí, pro supongo que cuando conoces a alguien y le coges cariño y le quieres, te interesa todo sobre esa persona.
Mil besos, maestro.